La admiración y la filosofía

Disertación filosófica (Unidad 1)

En esta entrada voy a hacer una reflexión sobre la admiración y la filosofía así también como de la relación que hay entre ambas.

Si nos paramos a pensar seguro que todos hemos sentido admiración por algo o por alguien a lo largo de nuestra vida... pero realmente ¿Qué es la admiración? Según la RAE es considerar como extraordinario un suceso, una situación, una persona... Por tanto es aquello que no es habitual, que no es a lo que estamos acostumbrados  o aquello que a pesar de no ser novedoso, nos sorprende por algún motivo.

La admiración tiene mucho que ver con la filosofía, pero para que la admiración llegue a tener un carácter filosófico...tiene que haber algo mas ¿no? Ese algo que le falta a la admiración para convertirla en filosofía, son las preguntas, el cuestionarse el por qué de las cosas e ir más allá de una simple fascinación por algo.

Por defecto, el ser humano es un ser que admira ya que siente asombro por los sucesos extraños, sin embargo muy pocos llevan esa sorpresa a la filosofía dado que admirar lo hacemos por naturaleza pero querer profundizar o querer conocer los motivos de los sucesos no. Muchos sienten esa admiración, no obstante, la dejan pasar sin más por su vida, lo que provoca que sean incapaces de ver más allá de un simple hecho y se queden en lo superficial de las cosas.

Por ejemplo, supongamos que vamos por el centro de Madrid y vemos un niño llorando que se encuentra solo. Muchos nos acercaríamos para ver cuál es el motivo de su llanto e intentar ayudarle, sin embargo, mucha gente le observaría y pasaría de largo ya sea por las prisas o simplemente porque no hay nada dentro de ellos que les lleve a consolar al niño, a preguntarse por qué el pequeño está sufriendo y qué podrían hacer para ayudarle.

En relación al ejemplo que he propuesto arriba quería remarcar una curiosidad, el ser humano por naturaleza es espectador y tiende a hacer lo que el resto, por lo que si hubiese mucha gente que pasase del niño, haría que muchos otros que hubiesen ayudado en un principio piensen que ya lo ayudará otro, que ellos hacen lo de todos y deciden pasar de largo. Por el contrario si solo hubiese una persona aparte del pequeño, esta casi seguro que se acercaría a él y le ayudaría. Esto en psicología se conoce como el "efecto del espectador".

Este ejemplo me hace preguntarme muchas cosas como por ejemplo, ¿Por qué preferimos dejarnos llevar por el resto y no por nuestra propia iniciativa? Las personas somos libres e independientes aunque muchas veces actuemos únicamente como "el resto" lo que nos hace seguir a la muchedumbre y dejar de ser nosotros mismos.

El "efecto del espectador" tiene mucho que ver con la filosofía ya que si todo el mundo hiciese lo mismo, nadie se preguntaría por el sentido de su vida dado que lo habría perdido al pensar únicamente en sentirse igual a los demás.

Desde mi punto de vista creo que todo el mundo debería tener su propia versión de las cosas y su propia personalidad debido a que muchas veces preferimos "no destacar" para que los demás no nos miren raro o simplemente diferente, por ello tenemos que preguntarnos por lo que realmente nos interese y dejar de sentirnos hermanados con las personas ajenas a nosotros, evitar dejarnos llevar y tener nuestra propia filosofía de la vida.

Todas las personas cuando nos encontramos en situaciones sorprendentes y sentimos admiración tenemos dos caminos para seguir: olvidarlo y pasar de largo o preguntarnos el porqué. Si decidimos relegar la admiración esta se conoce como estéril. Por el contrario si decidimos querer saber más estamos comenzando un proceso filosófico denominado: filosofar.

Siguiendo la teoría anterior de los dos tipos de admiración y volviendo al ejemplo de antes, las personas que hubiesen querido ayudar pero que se dejaron llevar, al cabo de un rato sentirían culpa y se preguntarían por qué no ayudaron o por qué se dejaron llevar en vez de ser ellos mismos.

Uno de los filósofos que más reflexionaron sobre la admiración fue Aristóteles quien nos ofrece las claves de la verdadera admiración:

-En primer lugar reconocer nuestra ignorancia ya que si uno piensa que lo sabe de todo deja de aprender, por eso hay que mirar al resto como si estuviesen por encima de nosotros para dejarnos enseñar por ellos.
-En segundo lugar, cuestionarnos el porqué de las cosas no por afán de utilidad sino por el mero hecho de querer saber, de aprender.

Todos estos pensamientos nos llevan a filosofar, pero para ello hay que dejar que la admiración nos inunde libremente y también dejarnos enseñar y aprender de la vida como si fuésemos alumnos para siempre. Por tanto para filosofar hay que preguntarse los porqués de las situaciones que nos sorprendan y nos hagan sentir involucrados interiormente.

Para guiarme en esta disertación he consultado la definición de admiración en la RAE: http://www.rae.es/drae